Retrospectiva - Monkey Island 4: Escape from Monkey Island
La cuarta aventura de Guybrush Threepwood, Escape from Monkey Island, salió en el año 2000 para PC y PS2. ¿Cómo fue el salto de generación para nuestro valeroso pirata? Sinceramente, no muy bueno. De hecho, me atrevería a decir que estamos ante la entrega más floja de toda esta saga de piratería y monos. Han pasado unos meses desde que completé el juego y, a pesar de todo, sigo teniendo mucha crítica que hacer. Es el juego que peor he valorado de lo que llevamos de 2022 y, sin embargo, me atrevería a decir que la experiencia a su vez ha sido… divertida. Nunca ningún videojuego me había generado odio y amor al mismo tiempo tan fuerte como esta fuga. Pero aquí está. Entremos de lleno en esta cuarta aventura del valeroso pirata Guybrush Threepwood.
La
salida de La Fuga de Monkey Island estuvo… bien. Recibió críticas positivas por
parte de Game Rankings o Metacritic.
Cosechó buenas ventas en América y Europa y sus creadores estaban orgullosos de
ello. Y sí, se puede corroborar que la difusión del juego fue agraciada. Pero
todo eso se remonta a principios de los 2000. Conforme los años pasaban, la
gente se quitaba el agua de mar de los ojos para encontrar un juego que caía
presa del envejecimiento. Y no de la mejor manera. A día de hoy, el juego no es
rememorado como una joya dentro de la saga. Y aquí, en este año que vivimos, la
experiencia para jugarlo es dura. Y por eso mismo vamos a empezar; voy a
explicar primero la odisea que fue jugar satisfactoriamente a este videojuego.
Adquirí
mi copia de Escape from Monkey Island por steam, junto a un pack con los otros
3 primeros títulos. Estos tres juegos no me dieron apenas problemas para poder
jugarlos en un sistema operativo actual. Y no puedo decir lo mismo del título
que nos atañe. Para empezar, debido al sistema GrimE que emplea el juego, la
navegación con los atajos de teclado y el propio juego era inexistente. Sin hablar
de que no podía encender el juego por el propio Steam si quería acceder a otras
ventanas. Y luego, durante el propio juego, había un bug que hacía que nos
avanzásemos en absoluto. Y en la parte del pantano, tuvimos varios intentos de
suplicar que Guybrush no se quedase remando eternamente. Finalmente, tuvimos
que conseguir una copia del juego más clásica que traía en sí un parche que
solucionaba este error, dejando de usar la versión de Steam. Y esto ni siquiera
es el propio juego. Ahora es cuando empezamos a hablar de él.
Escape
from Monkey Island nos pilla con el regreso de Guybrush y su esposa Elaine
hacia Melee Island, isla que no visitábamos desde el primer juego. Sin embargo,
nos encontramos con que alguien quiere echar abajo nuestra mansión y debemos ir
a Isla Lucro para realizar un poco de burocracia e impedir la demolición. Todo
esto mientras Elaine se presenta a gobernadora de Isla Melee contra un
influyente Charles LeCharles. Todo esto mientras estamos bajo la atenta mirada
del empresario australiano Kangu Mandril, nuestra principal amenaza en esta
historia. Quiere acabar con toda la piratería del Caribe y montar su propio
Monopolio. Y hagamos una pausa aquí; efectivamente, sobre política y administración
va este Monkey Island.
¿Es
la historia de este título a la altura de los otros? Sinceramente… sí. No tengo
mucho que reprochar a la historia porque introduce elementos únicos en la saga
que aportan variedad; el primero de todos estos sería Kangu Mandril. Después de
tener a LeChuck como villano en los tres primeros juegos, es agradable que la
amenaza venga en forma de otra persona. Aunque al final el pirata fantasma
zombi vuelva a hacer de las suyas… pero eso no quita lo ganado. También doy
crédito a la Isla Jambalaya. La idea de visitar una isla turística y abrirse
paso por sus turísticos puzles fue una de mis partes favoritas del juego. Por
no decir la que más. Así que esas son las pequeñas cosas que no hicieron de mi
experiencia un infierno. Ahora toca hablar de lo demás.
Primero,
el apartado gráfico. El paso al 3D es un paso bastante grande, pero… un paso
hacia atrás en mi opinión. Los modelos de los personajes principales de la saga
son un retroceso respeto a otras versiones; más simplificadas, más infantiles,
peor caracterizadas posibles. No queda mal en personajes originales del propio
título pues no parten de títulos anteriores. Pero en sí, en cuanto a todo lo
mencionado más fondos y escenarios… No es el título visualmente más atractivo
de la saga.
Pero
bueno, ¿y el gameplay? El gameplay es, con diferencia, uno de los peores que he
tocado en mi vida. Falla a nivel de la propia saga, falla a nivel de novela
gráfica point and click y falla como
juego de puzles. Vayamos por partes para condensar esto:
En
primer lugar, dentro de la propia saga Monkey Island, encontramos con unas
mecánicas bastante toscas para el juego que nos atañe. Lo que caracterizaba a
la saga, aunque se mantiene, flojea en el aspecto de la novedad y quizás pueda
hacerse hasta repetitivo. Un ejemplo es Monkey Kombat, el sistema de combate
implementado en este título y que ya es un ejemplo de ‘’batalla’’ que ha venido
por la saga. Yo, personalmente, disfruté mi experiencia pues me rememoraba a
esos nostálgicos tiempos de apuntar todo en un folio e ir descubriendo las
intricadas artes del Monkey Kombat. Pero no deja de ser un sistema largo,
pesado y hasta aburrido en algunas partes.
Como
point and click es donde me echo las
manos a la cabeza; controlar a Guybrush en este juego es lo peor de todo Monkey
Island. En orden de adaptarse a los controles con mando, controlaremos a
Guybrush con los conocidos como controles
tanque – Guybrush solo puede ir hacia delante y con el resto de flechas,
apuntamos en la dirección que queremos ir. Tendremos que acercarnos nosotros
mismos a los objetos, los atajos de teclado y manejo de inventarios está fatal
organizado, los bugs son propicios a aparecer… Un absoluto fracaso en este
apartado.
¿Y
cómo están los puzles de este juego? Son de los peor calificables dentro de la
saga. El problema que hubo con el anterior título, los puzles rebuscados,
vuelven para ser más y peor. Destacan el puzle de la tienda de prótesis o la
alcantarilla; puzles sin visión lógica que buscan más usar los objetos más
insospechados que aplicar ese sentido dentro de lo común que tenía la saga. Los
puzles rebuscados pueden existir, por supuesto, pero siempre que llegar a esas
respuestas no sea algo al azar. Pero bueno, al menos tenemos momentos como el
pantano o el concurso de saltos. Sí, me quejé del pantano antes pero fue por
culpa de los bugs, no por el puzle en sí. Si no tuviera los controles tanque y
esos susodichos, sería uno de los puzles más divertidos de la saga.
Escape
from Monkey Island quería ser un juego grande; introdujo personajes nuevos
interesantes y trajo algunos clásicos con unos giros sorprendentes. La historia
de Herman, por ejemplo, me pilló muy sorpresa y es algo que recuerdo con
cariño. ¿Pero todo lo demás? No. No me gustó. Tuve la suerte de experimentar
este juego acompañado y pudimos reírnos de lo malo y disfrutar de lo bueno.
Para
terminar, la gran pregunta: ¿merece la pena jugar Escape from Monkey Island? Y
la verdad… yo no volvería a él ni en un millón de años. Por mucho que algunas
cosas me gustasen, jugarlo a día de hoy es una odisea. Y puesto que ahora vamos
una nueva línea temporal con Return to Monkey Island… que este juego quede en
el olvido no me extrañaría.
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